En ocasiones, los tiempos de reposo de las recetas son muy elevados y el tiempo del que disponemos nosotros muy corto.
Hay que reconocer que no nos dedicamos a la panadería de forma profesional, y lo de madrugar a las cinco de la mañana o acostarse a las tantas horneando un pan no siempre es buena idea, sobre todo si trabajas fuera de casa como yo.
Por esa razón, yo utilizo un par de trucos para acortar o alargar los tiempos de levado, en función de lo que necesito.
Hay recetas, como la de la mona de pascua, que necesita de dos levados de alrededor de hora y media o dos horas cada uno de ellos.
En mi caso, lo que hice fue alargar el primer levado y acortar el segundo. ¿Cómo? Pues ahí va la explicación, que es bien sencilla.
Alargar el tiempo de levado
Hay una forma de relentizar el levado de las masas de forma que la levadura no pierda toda su fuerza (con lo que perderíamos la masa), y conseguir un buen pan e incluso con más sabor. No es nada nuevo, los panaderos también lo utilizan, y es meter la masa en la nevera (ellos utilizan una especie de armarios de levado para controlar la tempertura).
Una vez amasados todos los ingredientes, ya sean para pan o para masas dulces tipo brioche (o la mona de pascua), formamos una bola con la masa y la colocamos dentro de un tupper, o de un cuenco para levar masa, lo suficientemente grande para permitir el levado. Lo tapamos bien y lo metemos en la nevera. De esta forma, la levadura ejerce su función mucho más lentamente, lo que nos permite formar la masa la noche de antes y terminar nuestro pan a la mañana siguiente.
Lo único que debemos hacer al sacarla de la nevera, es dejar que se atempere antes de seguir trabajándola, es decir, que vuelva a estar a temperatura ambiente.
Acortar el tiempo de levado.
Si lo que queremos es el efecto contrario, es decir, acortar el tiempo de espera, el truco consiste en aumentar la temperatura que rodea a nuestra masa. En invierno, nuestras cocinas no tienen la temperatura adecuada, por lo que los tiempos de levado se dilatan y pueden ser un problema.
Hay dos formas de solucionarlo:
- Una es precalentar nuestro horno a 50º C con calor arriba y abajo durante unos minutos. Después apagamos e introducimos nuestra masa dentro de un bol tapada con un paño para que no forme costra y cerramos la puerta.
- Otra forma, si nuestra masa es pequeña, es calentar el microondas a máxima potencia poniendo un cuenco de cristal con agua dentro. Cuando empieza a hervir el agua, apagamos el microondas e introducimos nuestra masa tapada en un bol y cerramos la puerta rápido para no perder el calor.
En ambos casos hay que vigilar la masa más de cerca que en el proceso normal, ya que, como os he dicho, los tiempos se acortan y si dejamos que la masa leve mucho, la levadura perderá su fuerza y no podremos realizar un segundo levado en caso de ser necesario.
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