Ya estoy aquí otra vez. No me he olvidado del blog no, lo que pasa es que hay temporadas que todo te cuesta más por mucha ayuda que tengas y con niños, trabajo y casa no siempre se puede escribir 🙁
Y hablando de niños (otra vez, jeje), hay una receta que llevaba tanto tiempo sin hacer, que cada vez que lo pensaba se me hacía cuesta arriba. ¡Y además sin huevo, madre mía! No tenía ni idea de cómo podían hacerse unas magdalenas sin huevo y que quedaran tan buenas como las que lo llevan. Pero la necesidad obliga, y si quería que mi hija supiera lo que son, no me quedaba más remedio que montar el experimento y desear con todas mis fuerzas que funcionara.
Tengo que reconocer que las primeras que hice no salieron nada bien, al menos de aspecto, porque de sabor estaban muy buenas: casi no subieron en el horno, de hecho, no pasaron del borde del molde, y cuando las saqué para que se enfriaran, se hundieron por el centro. ¡¡Menudo disgusto cogí!! tanto que dejé que se pusieran duras para hacer un puding (por lo menos así no tenía que enseñarlas, ja ja ja).
Al final, después de algún que otro intento desastroso, conseguí unas magdalenas aceptables y que a mis hijos les encantan. Aquí os traigo el resultado final, espero que os atreváis a hacerlas. Os aseguro que da gusto verlas subir y el olorcito en la cocina es estupendo 😉
INGREDIENTES DE LAS MAGDALENAS DE ESPELTA SIN HUEVO
500 gr de harina de espelta blanca
200-250 gr de azúcar, según lo dulces que os gusten
250 ml de aceite de girasol
300 ml de leche (puede ser de vaca, soja o la que useis habitualmente)
1 sobre de levadura química
2 cucharaditas de bicarbonato y 2 cucharadas de vinagre (esta mezcla sustituye a dos huevos medianos)
Opcional: pepitas de chocolate para decorar y/o mermelada para el relleno.
En un bol tamizamos la harina y la mezclamos con el azúcar. Hacemos un agujero en medio de la mezcla y añadimos la leche y el aceite de girasol. Con un batidor manual o bien usando las varillas de la batidora, empezamos a mezclar hasta que desaparezcan los grumos. Añadimos la levadura y batimos un poco más. Por último, a mi me gusta añadir la mezcla de bicarbonato y vinagre. Para ello, primero mezclo los dos ingredientes y, antes de que pierda la espuma que genera el bicarbonato, lo añado a la mezcla anterior y vuelvo a batir un poco con las varillas, hasta que todo queda perfectamente integrado.
La mezcla queda un poco más espesa que cuando lleva huevo, pero os aseguro que están muy ricas. Y si antes de hornearlas les ponéis unas pepitas de chocolate, ya ni os cuento.
Mientras preparamos la masa y rellenamos los moldes, vamos precalentando el horno a 180ºC con calor arriba y abajo. Yo tengo un molde metálico que sirve para hacer una docena de magdalenas cada vez. Lo que hago es poner la cápsula de papel dentro de cada uno de los agujeros, así son más fáciles de sacar cuando se enfrían y no se pegan al molde metálico. Si no lo tenéis no es necesario que lo compréis, con tener las cápsulas de papel es suficiente. Ahora ya no venden sólo cápsulas blancas, hay de diferentes colores y dibujos, lo que hace que a los niños aún les llame más la atención.
Con una cuchara repartimos la masa en los moldes sin llenarlos hasta arriba, debe quedar más o menos a un dedo del borde. Espolvoreamos un poco de azúcar por encima o ponemos unas pepitas de chocolate, al gusto. Las metemos en el horno y dejamos cocer unos 20 minutos sin abrir la puerta en ningún momento, ya que de ello depende que no se bajen. Si abrimos antes de que estén prácticamente hechas, se hundirán sin remedio. Podemos controlar su evolución a través del cristal de la puerta del horno.
Tened en cuenta que los tiempos son estimados, es posible que en vuestro horno necesiten más de 20 minutos o incluso algo menos. En caso de duda, yo aconsejo bajar la temperatura a 150ºC y dejarlas cocer un poco más, hasta que estén doraditas por la superficie. De echo, si véis que empiezan a dorarse enseguida por la superficie y no han subido mucho, apagad la resistencia superior y dejad sólo la inferior hasta que veáis que ya no suben más. Entonces poned de nuevo la superior para que se terminen de dorar.
Esta vez, yo las he hecho de dos tipos: unas con pepitas de chocolate y otras rellenas de mermelada de frutos del bosque. Si las queréis rellenas, lo único que debéis hacer es poner en el molde una cucharada de masa de magdalena, una cucharada o media de relleno (al gusto) y otra cucharada de masa. Luego las horneáis como os he explicado antes.
Espero que tengáis más suerte que yo y os salgan a la primera. Están para chuparse los dedos, os lo aseguro.
Las he hecho siguiendo la receta paso a paso. Me han quedado muy aceitosas yse desmigajan. 😭
Hola Toñi, muchas gracias por visitar el blog. Debes tener en cuenta que, al no llevar huevo, es normal que no salgan tan esponjosas como las que venden. Tampoco lleva ningún «aglomerante» por lo que puede ser que se desmiguen algo más. En cuanto a que te han salido aceitosas, es posible que la harina no haya absorbido todo el aceite que lleva la receta, a veces pasa con algunas partidas de harina. La próxima vez que las hagas, prueba a añadir el aceite poco a poco y batiendo muy bien. Cuando veas que la masa parece que no admite más aceite y que está bastante brillante, no pongas más (alrededor de 50 ml menos debería bastar). No te desanimes y sigue intentándolo, seguro que al final lo consigues. A mi también me costó varios intentos. Un saludo.